Hemos hecho tantas cosas juntos que tengo que escribirlas para acordarme de todas, para poder contártelas cuando seas mayor te caiga mal y estés deseando irte de casa con tus amigos.
En estos 18 meses hemos cantado, bailado, jugado juntos. Hemos paseado, ido al cole de mamá a la carrera por quedarnos dormidos o tranquilamente comiendo un sándwich por el camino.
En 18 meses hemos tenido tiempo de ir de viaje, de bañarnos en el mar, ir de compras, a manifestaciones, al cine, al teatro, al rastro, de bares por la noche y sin que protestaras ni una sola vez, quizá por eso ahora no perdonas tus horas de calle ni quieres volver a casa cuando se hace de noche. Hemos pasado tardes riéndonos de las cosquillas que nos hacía papá en la barriga, creo que por eso te ríes siempre a carcajadas con cualquier cosa que te diga y te quedas dormido sonriendome. Siempre sonríes, siempre, a todo el mundo.
Has aprendido muchísimas cosas, te has caído del tobogán, hecho chichones, acariciado al gato aunque siga sin estar muy convencido de tu presencia. En nueve meses ya sabes gatear, ponerte y mantenerte de pie tú solo, andar agarrandome la mano, comer verduras y frutas, decir palabras incomprensibles, beber de un vaso. Has aprendido a tirar todos tus juguetes, ya sabes que cuando te pongo en la cuna es hora de dormir y no protestas aunque tengas tu carácter y sepas pedir lo que quieres, ahora yo también se que odias que te corte las uñas y quedarte sentado solo en el carro.
Llevo 18 meses contigo y te he oído llorar, reír, me has dado patadas, puñetazos, tirones de pelo, hemos dormido juntos, me has cogido de la mano, nos hemos abrazado, me has oído enfadarme contigo, me he inventado canciones para dormir, comer, jugar y hasta para cambiarte el pañal, hemos jugado a la pelota, dejado la huella de tu pie pintado sobre una tablilla.
Ayer cumpliste nueve meses y yo te conozco hace 18. O no. Quien sabe.
