martes, 15 de enero de 2013

Propósitos

Pensaba que cambiando las cosas todo iba a mejorar. He llegado a tal punto de cansancio, tristeza e incertidumbre, que me parece que tengo que hacer lo que sea para salir de este círculo en que me he metido. Creía que sí cambiaba de ocupación y me daba un tiempo para hacer otras cosas que por el día a día nunca había podido, me iba a sentir mejor y a conseguir en cierta manera empezar de cero. Pero no ha sido así. Supongo que a todos nos pasa de alguna manera. Ahora, en enero, por eso del cambio de año, aunque sólo nos dure unos días o en septiembre por la vuelta a la rutina tras el verano. Hay ciertas fechas/acontecimientos clave que queremos que supongan un cambio en nuestra vida, aunque muy pocas lo sean en realidad. En mi caso hasta ahora no ha funcionado el intento y cada vez tengo más claro que no lo va a hacer a corto plazo. Porque no es suficiente cambiar cosas externas para que tu vida de un giro, es necesario cambiar uno mismo, tener objetivos, un estado de ánimo acorde con el esfuerzo que va a requerir el cambio y no pensar en lo que dejamos atrás. Y yo eso no puedo hacerlo, al menos aún no. Me lo he planteado muchas veces, irme lejos, empezar de cero, olvidarme (si es que es posible hacer eso) de estos 25 años anteriores y vivir como quiera en cada momento. Pero no es tan sencillo. Ni siquiera se si es posible. Dejaría atrás cosas que me importan, personas a las que quiero, que me necesitan y necesito a partes iguales y que no entenderían fácilmente que yo rompiera con todo. Pero, ¿hasta cuando voy a poder hacer lo que los demás necesitan y viviendo como puedo y no como me gustaría?

Estoy en ese punto de pensar en tirar la toalla, con situaciones que me superan y gente a la que echo de menos. Puede que como dice un amigo mío sea porque me lo trago todo en vez de contarlo a la gente a la que le importo tanto como ellos a mí. Será que no estoy acostumbrada a hacerlo, que nunca se por dónde empezar o cómo sacar el tema. Pienso que les voy a aburrir o entristecer, que se hartarán de escucharlas o en qué van a pensar de mí si me ven llorando. Ya que no soy muy de hablar, siempre llevo un cuaderno o una libreta conmigo para escribir de todo esto (y otras cosas que se me ocurren y no tienen nada que ver) y más de una vez he pensado en simplemente dárselas a leer, pero me parece exponerme incluso más que hablando, dónde puedo seleccionar lo que (no) quiero decir.

Miedo.Simplemente eso. Miedo a que contándoles o dejándoles que lean me conozcan de verdad y descubran que no les gusta, que soy todo fachada para ocultar mis inseguridades, mi falta de confianza o lo pequeña e incómoda que me siento con el resto de la gente. Tampoco se muy bien como me ven, así que es posible que ya sepan todo eso y me preocupe por nada. Ni idea.

De momento, ninguno de los objetivos del año sabático que he decidido tomarme (hasta que ahorros y finiquito aguanten, luego ya veremos) se han cumplido. Al menos los que me había propuesto en un principio. Quizá el que decido hoy empiece a cumplirlo y consiga quitarme este peso de encima.